Mis hijos no dejan de sorprenderme. Bueno... supongo que semejante afirmación podría llevar la firma de todos nosotros, padres/madres, cierto? Pero no por muy común y veraz que sea esta frase deja de tener su factor sorpresa cada vez que uno de mis descendientes me suelta determinadas sentencias...
Como ya sabéis por anteriores episodios, el verano pasado entré por primera (y espero que última) vez en un quirófano. Como Marchador Vikingo y aplicado que era, sacaba las tripas en cada entreno, tanto que una decidió salir de una cavidad abdominal... pero como Marchador Vikingo y aplicado que era, decidí ignorar aquel dolor y hacer toooooooooda la temporada 2015-2016 pensando que ya se pasaría... No se pasaba... pero como Marchador Vikingo y aplicado que era deduje que "
el dolor es mi amigo, porque si lo siento es que sigo vivo". Sin duda estaba la mar de vivo!!! Logré marca personal en todas las distancias, excepto en el 5000 pista, además de un tercer puesto en el Campionat de Catalunya de esa distancia, y un segundo cajón del podio en el de 3000 pista cubierta... y cuando acababa cada prueba me sentía más vivo que nunca, ya que el amigo dolor me lo recordaba cada vez con voz más alta.
Como Marchador Vikingo y aplicado que era, pasé a ver al médico deportivo una vez empecé mis vacaciones y, oh sorpresa! Yo que pretendía salir con una solución de la sala de visitas del Doctor Brotons, lo hice con fecha de operación para 2 semanas vista... Aquel Marchador Vikingo y aplicado se quedó aquel día en el vestíbulo de la Clínica, y aunque estuvo marchando hasta 2 jornadas antes de la intervención, parte de él, esa intangible que algunos llamaban fuerza de voluntad, no le acompañaba en los movimientos de cadera... Y desde luego, todos los lamentos, quejas, lloros y demás que soltó tras la intervención no eran propias de un Marchador Vikingo y aplicado!!! Fijaos que hasta cambié de persona para hablar de él!
Tras el periodo de reposo absoluto fui volviendo a la actividad poco a poco, primero caminando... luego caminando rápido, y más tarde caminando muy rápido! Era la hora de volver, y con las indicaciones de mi entrenador me puse a ello. Cabe decir la gran labor e implicación de David, la persona que me ha entrenado desde mi retorno, tras unos 4 años siendo yo el culpable de mis buenos o malos entrenos. Es muy bonito coger a alguien en plena forma y planificar su día a día... a quien no le gusta conducir un Ferrari! Lo difícil lo tuvo él, que tenía que poner a punto a un 2CV escacharrado. Y vaya si le puso empeño!
Con sus sabios consejos y directrices, fui poco a poco recuperando forma y meneo de caderas. Yo creía que como Marchador que aun era, me encontraría pronto con mi espada en la cintura, agarrado al mástil de mi Drakar y riéndome a la cara de la muerte con el viento inflando la vela... El miedo al dolor siempre estaba ahí, pero cada vez me enfrentaba mejor a ese temor de la recaída... y entonces, un viejo amigo al que no veía desde los 28 años vino a visitarme.
Mi vieja amistad se llama Cólico Nefrítico. Es un amigo de la infancia! Ya durmió en mi casa contando yo 14 años. Era un poco cabroncete... digamos que una mala influencia! Recuerdo que el día que pernoctó conmigo yo lloraba pidiendo que llegase el médico y me diese algo... ni que fuese un disparo en la cabeza! Doblando esa edad decidió presentarse inesperadamente fastidiándome una salida en moto y dejándome un miedo matemático... matemático porque establecí una ecuación en la que la X tenía forma de calcificación renal... Si cuando vino por primera vez yo tenía 14 años, y la segunda 28... volvería a los 42 siguiendo la serie? O bien a los 56??? Sin duda mi doloroso colega seguía una progresión aritmética! Os lo garantizo... marqué mi cuarenta y dos cumpleaños en rojo en el calendario... No se presentó, hasta hace más o menos mes y medio.
Su visita esta vez está siendo distinta. En sus 2 anteriores estancias hizo mucho ruido, dejó la casa patas arriba, y se fue con viento fresco rápidamente. Actualmente no está haciendo tanto jaleo... Digamos que ahora no pido un disparo en la cabeza para dejar de sentir, pero si una patada en los Weebles para centrarme en otra cosa... y mi amigo sigue en casa. No quiere irse! A veces se va de juerga un par de días, tres, máximo cinco, y luego vuelve sin picar a la puerta. Se ha hecho una copia de las llaves y entra en mi hogar cargado con bolsas llenas de un licor del más barato y monta un botellón de 2 o 3 jornadas. Es un cachondo! Recordáis el reencuentro con los compis de EGB del que
ya hablé hace unos meses??? Pues el colega Cólico tuvo la puntería de llegar a casa justo el día de la planificada y esperada cena con ell@s. Avisé a mis antiguos compañeros de que no podría acudir, pero me lo llevé conmigo y, he de agradecérselo, se portó muy bien, pasando casi inadvertido! Se resarció llevándome a una fiesta privada a la semana siguiente... y a la otra...
Total... que pasé de estar acercándome a un estado de forma esperanzador a ser la imagen personificada del sedentarismo... Soy consciente de que un día Cólico se irá, y dejaré de estar con miedo los días en los que, como hoy, me encuentro perfectamente, pero tanto palo en las ruedas en mi pedaleo en busca del reencuentro con la forma física de hace unos meses, me ha hecho replantearme muchas cosas sobre mi relación con el deporte.
En mis muchos devaneos pensaba que mis hijos estarían contentos de una más que posible retirada anticipada. Recordaba tantos y tantos días en los que Erik y Helia, mientras me despedía de ellos y les daba el beso de buenas noches vestido de corto para salir a entrenar, imploraban "
Papanotevayes". Nunca me olvidaré de una vez, siendo Erik muy pequeño, en la que salimos de casa, yo con traje de faena y Vanesa y él dispuestos para pasar un buen rato en un parque esperando mi regreso, mi hijo me puso esa sonrisa que sólo él tiene y me dijo "Papa... no vagis a Porra (Papa... no vayas a Correr)"...
... El pasado fin de semana salimos todos juntos a pasear. Una buena forma de acabar el domingo y, de paso, mover las piernas un poco más de lo habitual en las últimas 6 semanas. Erik ya no me pide hacer carreras marchando de unas decenas de metros, como hacía desde que apenas sabía caminar... no ha hecho falta decirle nada desde que me operaron. Para nuestro paseo escogimos una zona por la que entrené millones de veces, y fue allí cuando me soltó una pregunta que, por la forma en que la hizo, denotaba que llevaba tiempo pensando en ella. Os lo prometo, me dejó helado:
"
Papa... quan tornarà el Papa de sempre? (Papa... cuando volverá el Papa de siempre?". Yo sabía muy bien a qué se refería, pero se lo pregunté. "
El Papa que sempre està entrenant i fent curses (El Papa que siempre está entrenando y haciendo carreras)". Me dejó totalmente descolocado... Tampoco sabía si él quería que El Papa de Siempre volviese o no, así que se lo pregunté, y me dijo claramente que él no quería ser el único deportista de la familia. Le expliqué que ese Papa no sabía si iba a volver, y no se quedó nada contento. Me dijo que le daba igual que yo ahora pudiese quedar el último en todas las carreras en las que participase, que recordase lo que yo siempre le decía, que lo importante era divertirse...
Ya os lo he comentado otras veces. Me gusta mucho hablar con mi hijo, y tener en cuenta sus opiniones, y sus palabras me tocaron. No me extraña nada lo de "El Papa de siempre". Él siempre me vio así, meneando caderas y braceando fuerte. Traté de darle un poco de cancha, y le propuse hacer un par de carreritas de unas pocas decenas de metros, aun con la espalda resentida de la última juerga de mi amigo. Luego Helia se añadió, y gracias a ella pude tomarme un respiro al hacer de Sparring de su hermano (un sparring, todo hay que decirlo, que peleó duro!).
El caso es que no voy a decir que las palabras de Erik vayan a hacer un milagro, vaya a expulsar los cálculos de mi sistema urinario como si de un exorcismo express se tratase, y esté subiéndome a pódiums en 1 mes, pero si me ha hecho ponerme, de momento, a caminar a buen paso ya durante un par de días... De momento cólico no se anima a venirse de paseo conmigo, y yo me siento un poco más El Papa de Siempre... No sé si ese Papa volverá a ser un Marchador Vikingo y aplicado, pero Erik, mi vida, gracias por recordarme que una vez fui así.