"La energía ni se usa ni se destruye, sólo se transforma". Ese mismo principio de la física intento aplicarlo en mis noches de vigilia, y no me estoy refiriendo al calor creado por mi centrifugado encamado. Intento que las mil cosas que me pasan por la cabeza cuando el insomnio vence la batalla tomen una forma productiva. No sé si os pasa, pero a mí, particularmente en esa fase en la que estás entre el sueño y el despertar, la mente se me despeja de manera asombrosa, como si la fantasía de los sueños hiciesen perder la vergüenza a la imaginación, y eso te permitiese ver cosas que de otro modo serían imposibles de vislumbrar. En el caso de hoy, y siendo miércoles, día tradicional de entrada en el Blog, he intentado dar forma al tema de la semana. Como siempre, barajo diferentes alternativas, algunas improvisadas, otras sobre acontecimientos recientes, algunas que llevan meses incubando... no sé como clasificar la de hoy!
Bien, tras toda esta introducción podríais pensar que hoy toca una entrada genial, sobre un tema que ni los alquimistas hubiesen podido crear. Una combinación perfecta entre reflexión, trascendencia, seriedad, humor... olvidadlo! Creo que la fase de genialidad se ha quedado bajo las plumas de la cama dando buena compañía a mi mujer, y que una mezcla de somnolencia y celos conyugales van a crear un desastre. Manos a la obra!
Hagámonos una pregunta. Cual es la joya de la cubertería de la casa? Qué pieza del menaje de cocina es la reina del hogar? No estoy hablando de vuestro hogar en particular, ni del mío, si no del HOGAR, así, en mayúsculas y en universal! No... No se trata de la vajilla de La Cartuja que te regaló tu abuela. No son las copas de Vino Riedel de 60 euros la unidad que os comprasteis tras hacer el cursillo de enología. Olvidad a la cafetera Jura de 3000 pavos, personalizable hasta en el color del café infusionado por la más alta tecnología Suiza. Los más sibaritas pensaréis que son los cuchillos de carne que adquiristeis en el mercado negro y que están forjados a bases de fragmentos de Narsil, la espada de Isildur... Aaaaaahhhh! Avispados... habéis leído el título del post! Bueno, al menos habéis llegado hasta ahí! No!!! Tampoco se trata de los Tupper!!! Negativo! Error! Mission Failure!!! Broken Arrow!!!!!! Hablamos del TUPPER de mi madre! Del Tupper de todas las madres, o dicho de otra manera, la madre de todos los Tupper!!!
No me voy a apropiar de la idea! Faltaría más! No sé si hay artículos al respecto, que seguro que si, pero todo empieza hace unos meses, cuando mi mujer, entre carcajadas, vino a mí a leerme una frase que había visto en Facebook! Le supliqué que si se trataba de otra de las frasecitas del terrorista de la autoayuda, Pablo Coelho, me golpease la cabeza con algo contundente, pero afortunadamente era algo mucho más simple, y mil veces más veraz. Venía a decir algo así: "Tu madre puede prestarte 6000 euros y decirte que ya se los devolverás cuando puedas, pero como no le devuelvas un tupper... la has cagado!!!".
Era absolutamente genial! Una verdad atroz! Aquella frase parecía estar escrita para mí, como si alguien hubiese estado observando las idas y venidas del famoso utensilio de cocina de casa de mi creadora a la mía! Me di cuenta entonces de que era una realidad universal, un problema común, un entuerto que necesitaba de una comisión de expertos, cuando no de un Ministerio!
Si... sé lo que vais a decirme... que encima de que mi madre se preocupa por mí, y me prepara los más exquisitos ágapes con envoltorio plástico, me río de ella! Válgame Seitan!!! Nada más lejos de mi intención! Pero no me estoy refiriendo al contenido, sino al continente! No me digáis que no! Voy a hablar en mi caso, pero estoy seguro de que os sentiréis identificados!
Mi madre viene a casa una vez por semana, si su salud se lo permite, y todo son cortesías en forma de ayuda, trabajo, esa limpieza que sólo ella sabe dar... pero una sombra se dibuja en su mirada cuando pregunta por los Tupper que trajo la semana anterior. No está preguntando si la comida que contenía fue de mi agrado, si no por el artefacto en si, su ubicación exacta en el domicilio, su estado de limpieza, y su indefectible disponibilidad para la vuelta al hogar de procedencia. Como la respuesta sea un "pues no sé donde lo tengo" o un "seguro que trajiste?" un silencio helado recorrerá las estancias de la casa durante el resto de la jornada de visita, y sólo será roto por algunas frases como "a ver como preparo yo el tupper la semana que viene..." a la par que soy fulminado con la vista... no vamos a entrar en que en su domicilio tiene un arsenal para tupperizar a los fans de Justin Bieber en sus acampadas para comprar entradas!
"Dejen en tierra al Capitán Solo y pongan el Tupper en el compartimento de carga". Boba Fett tiene claro cual es la mercancía más valiosa.
Venga... no me digáis que no guardáis los tupper maternos apartados de los vuestros! Yo lo hago! Si el terror de los Nazgul se queda en una broma infantil al lado de las miradas de mi madre en caso de no localizar al trasto, no quiero ni pensar en que pueda llegar a ver uno de los suyos mezclado con los míos, y la duda razonable del robo por descuido mancille para siempre la relación madre/hijo.
Además, sus tupper son de los buenos, de los de marca, son Tupperware, comprados hace 40 años, pero son Tupperware! Tenían grabado el simbolito de Apto para Microondas antes de que el propio microondas se inventase! Si, están ya retorcidos, con más fugas que el Prestige, pero a ver si tenéis lo que hay que tener para decírselo! Eran lo mejor de lo mejor! A veces pienso en serle franco, y explicarle que asegurar que su Tupper es lo mejor de lo mejor es como decir que mi estado de forma es como el de Emil Zatopek... en la actualidad, claro!
Hace unos días, durante una comida navideña, en compañía de mis suegros, mis cuñados, y mi madre, salieron a relucir algunos de los clásicos navideños, como lo bueno que está el cava, porque está muy fresquito, lo harto que está uno de comer tanto en estas fiestas para acto seguido preguntar si alguien quiere repetir del pica pica, por si se queda con hambre para el primero, el segundo, la fruta, los turrones y empalmar ya con la merienda, el famoso "no coméis nada... con lo que me ha costado hacerlo", y como no... una cosa lleva a la otra, y la amenaza de "lo que sobre os lo pongo en tuppers y ya está"... Es una amenaza terrible! No sólo el hecho de saber que la comida de turno se va a convertir en un Día de la Marmota durante semanas... al fin y al cabo, es lo de menos... el miedo de verdad lo da el saber que vas a tener que custodiar objetos tan valiosos como los tupper materno/suegriles!
Cuando dicha amenaza sobrevoló la mesa, envalentonado por el alcohol, comenté con mi cuñado la frase de Facebook que comenté unos párrafos más arriba, y no pudo más que reírse y asentir, confirmándome que era un mal endémico de los hijos de nuestra sociedad. Por supuesto lo compartimos en voz alta, y no... no creáis que mi madre se rio con nosotros... ni siquiera se rio DE nosotros... simplemente no se rio. Se limitó a relatar con voz fría, con la mirada de los 1000 metros dibujada en su rostro, como mi hermano osó poner en la terraza uno de sus Tuppers para que se secase... De algún modo logramos tragar la comida que teníamos en la boca, pero os aseguro de que al estómago no llegó...
Olvidé preguntar a mi cuñada, que trabaja en una afamada compañía de seguros, si hay pólizas para Tuppers. No es una idea descabellada, no? Acaso cuando aseguras tu vivienda no tienes obligación de hacerlo por el Contenido y por el Continente? En este caso el receptáculo plástico es más valioso que lo que guarda en su interior, ni que un menú completo del Celler de Can Roca se tratase! Es posible que su respuesta fuese que no, y que incluso hubiese una cláusula en el seguro de Decesos que anulase cualquier indemnización por "traspasos" debidos a no devoluciones de Tupper, al igual que el seguro de un vehículo no da cobertura a catástrofes naturales... pues de un auténtico cataclismo se trata. Me pregunto si los Dinosaurios usarían Tuppers...
Quiero pensar en que existe un secreto ancestral en todo ello. Algo que algún día entenderé, como cuando eras adolescente y te decían "tú estudia que ya te arrepentirás de no hacerlo cuando seas mayor"... Pues no me he arrepentido yo, y no me he sorprendido recolocándole la ropa bien a mi hijo por la calle ante su cara de NOOOOOOoooooOOOOOoooooooOOOOOO!!! ... tal vez en un futuro no demasiado lejano logre comprender el verdadero valor de ese objeto que, sin duda, es pan para hoy, y terror para mañana.
La verdad es q muchas cosas de las q dices son ciertas, pero se te ha olvidado una: perder la tapa del tupper.Saludos
ResponderEliminarRafael, como comprenderás, es una situación tan extrema que he preferido no comentarla, con la esperanza de que no me pase nunca!!! Gracias por el comentario y un saludo!
EliminarEi, me he perdido unas cuantas entradas. Me tengo que poner al día!
ResponderEliminarSea como sea, devuelvas el tupper o no, qué grandes son las madres, habría que hacerles un monumento! Yo que me tengo que hacer tuppers para toda la semana, sé que si voy repartiéndolos por ahí, vaya fastidio! O sea que la entiendo. Quizás ahora que tiene más tiempo, ¿podrías también tú devolvérselo con alguna aportación culinaria, que seguro que se ta muy bien?
Feliz Año!
(Ah, soy Dona Invisible, con mi alter ego)
Ya te echaba de menos!!! Mmmm... voy atando cabos y entendiendo el furor con el que defienden a sus Tuppers! La idea que tienes de devolverlo con contenido comestible es muy buena!!! Feliz año y gracias por tu comentario!
ResponderEliminarExcelentes reflexiones!!
ResponderEliminarHola Ismael! Gracias por tu lectura y tu posterior comentario!... Se me está ocurriendo llevar un tupper a cierto encuentro de antiguos alumnos ;)
EliminarEn cuanto he leído el título de la entrada ya sabía que me iba a descojonar... Y no he fallado en las previsiones jajjajaja!!! Ayer mismo, te lo juro, le devolví a mi madre un tupper que me traje con "sobras marmota" (jajjaja) del día de Nochebuena, casi un mes después de haberlo usurpado y si, mi madre no me miró con buenos ojos tras un intervalo tan largo en poder del preciado receptáculo..., que se me está ocurriendo si el Santo Grial no fue un tupper con las viandas de la última cena jajjaja
ResponderEliminarY bueno, lo del "terrorista de la autoayuda" ha estado soberbio, ¡¡¡no puedo con las frasecitas y cuentos de Coelho!!!
Abrazos!!! Wassail!!!
Alex! Sin duda es de los temas más misteriosos, arraigados, y ancestrales de la humanidad. Quien sabe si Dan Brown, en sus indagaciones para escribir El Código Da Vinci, hayó la verdad sobre lo que propones del Santo Grial, y la masoneria Tupperware...
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