Si, lo hice. Renové, y sabía que tal vez no escucharía el disparo desde la línea de salida durante todos los meses de la presente temporada, pero y si todo iba mejor de lo que pensaba?
Antes, y si sois deportistas sabéis bien de lo que hablo, no podía soportar la perspectiva de días de reposo por una lesión, y, también como muchos de vosotros, entrené con daños corporales, y algunos severos (todo lo severo que puede ser un esguince de esternón). Pero el dolor que sufrí en mi post operatorio fue tan grande que no me culpabilicé ni un momento de seguir a rajatabla las conservadoras pautas dadas por el cirujano. Además, también me asesoraba el Doctor Brotons (médico de Kilian Jornet, lo único que tengo de super deportista!).
Tras años de haber dejado de estar bajo la tutela de entrenadores y hacer ese trabajo por mi cuenta, poco antes de saber que tenía que ser viviseccionado hablé con el único que me inspiraba confianza para poner mis antaño rápidas zancadas bajo su mando: David Rua, uno de los entrenadores de mi equipo de atletismo, la U.A. Barberà. Justo una semana después de pactar nuestra atlética asociación recibí la noticia de mi pase por quirófano, pero eso no echó para atrás las aspiraciones de ninguno de los dos. Él iba siendo puntualmente informado de mis progresos y de los informes médicos, y en cuanto tuve el alta nos pusimos a trabajar.
Yo lo hacía tan estricto y serio como siempre, por muy prudente que fuese la sesión de entrenamiento. Poco a poco el cuerpo fue sorprendiéndome y recuperándose más rápido de lo que esperaba pero no tanto como deseaba (lógico, no?). Pasada una primera etapa de adaptación, comenzaron las cosas con un cariz un tanto más duro (que serias siempre lo fueron)... hasta finales de Febrero, cuando la cosa se torció...
... un momento... se torció entonces? No... echando la vista atrás mi camino y el de la marcha empezaron a separarse antes, mucho antes. Mirando sobre el hombro de mi memoria a mi última temporada "normal", me di cuenta de una diferencia. Nunca había tenido pereza para despertarme temprano para entrenar. Aclaración: Despertarme temprano era estar ya marchando a las 5 de la mañana algunos días, con el fin de no quitar tanto tiempo a mi familia, o para no llegar tarde al trabajo, cuando tenía. Durante el 2015/2016 la cosa ya era distinta... Empezaba a ser perezoso en ese sentido, y ya no era estar meneando caderas antes de que cantase el gallo... es que me costaba hacerlo a cualquier hora.
Otro detalle era que antes no veía nunca el momento de terminar. Disfrutaba y saboreaba cada momento, el enfriar, el caminar descalzo sobre el asfalto, el desayunar de nuevo en el coche tras horas del anterior ágape... La cosa había cambiado, y estaba pensando en acabar desde que daba el primer paso.
Lo de entrenar por las noches, una vez acostados los niños, no varió. Era un momento casi mágico para mi, y la verdad, mantuvo su halo místico aun en esa última etapa...
En marzo del 2016, como también he contado en multitud de ocasiones, me quedé en sin trabajo. Decidí alejar a los demonios de mi cabeza volcándome totalmente en el entrenamiento. Pensé que ahora que me había dado unos meses sabáticos mi mejora de prestaciones sería brutal con todo el tiempo del mundo para machacar a un chasis de 174 cms y 58 kgs. Pero no fue así... y descubrí el verdadero poder de la mente. Muchos frentes psicológicos abiertos, y la marcha no era la trinchera prioritaria aunque yo creyese que si. Todo iba enlazando... pero vuelvo 4 párrafos atrás, cuando decía que todo se torció...
... Aprensivos, saltaos ésto: Fui al baño y orinando sangré. No era la primera vez. De hecho, no era ni la vez número 40. No hablo de trazas de sangre, sino de pensar que se ha abierto una botella de vino tinto. Tuve ese problema en el pasado, casi siempre con entrenos largos, pero hacía mucho que no pasaba. Además, ese día no había hecho nada más extenuante que rascarme una rodilla. No os lo recomiendo. Por mucho que te pase y los médicos te digan que todo está bien (vamos, que no hay nada mortal que me lo provoque), es una sensación muy mala el verse a uno mismo desangrarse haciendo algo tan básico y estar con un miedo constante a ir al excusado.
... Aprensivos, podéis volver. Un par de semanas después, dolor en el costado y 2 meses de cólicos nefríticos galopantes. Ahora entendía todo. Los médicos me tranquilizaron con respecto a la gravedad, pero el dolor había que pasarlo, y en ello estuve hasta hace bien poquito. Pero tampoco fue entonces cuando decidí que no tenía sentido seguir, fue antes... unos días después de comentarle mi nuevo problema a mi ENTRENADOR, antes de los problemas renales. Él me tranquilizó, y me animó a, si me sentía bien, a hacer los entrenos más fáciles y saltarme el resto, siempre poniendo hincapié en la prudencia...
... Un viernes por la tarde fue el último. Podría poner una fecha, pero, a quien le importa? Empezó a llover a mares, pero como siempre, pensé que a mi eso no me iba a parar, y no había nada que un chubasquero y una ducha no pudiesen solucionar. No lo hacía convencido... Otra cosa en la que había cambiado era en el miedo a las consecuencias. Hasta hacía poco pensaba en que qué más daba todo! Qué podía ser lo peor? Morir en la carretera y dejar un bonitoytotalmenteenforma cadáver? Ahora la prudencia hablaba más alta que mi intrepidez.
De todas maneras, una vez empecé a dar zancadas, se empezó a callar, tal vez abrumada por la lluvia, que lejos de amainar, arreciaba. Sentí que era una tarde especial. Siempre me gustó ese sentido de aventurero loco que tiene el entrenar en días difíciles. Sin darme cuenta iba acrecentando el ritmo. Me iba cruzando con corredores del pueblo que me miraban con empapados ojos de complicidad. Algunos corrían más buscando un refugio que no en busca de un Nirvana físico. Los que encontraba arreándole en mi misma dirección eran adelantados. Pensé que no es que no estuviese siendo prudente... estaba como quemando pólvora, brillando como una bombilla que está apunto de fundirse. Empezó a molestarme la zona de la operación ya a medio entreno, pero sabía que faltaba poco para acabar. Si me avisaron que los cambios de tiempo me dolerían, que podría pasar en plena tempestad? Casi llegando al final del recorrido me crucé con un corredor al que conozco desde antes de empezar a marchar. Hacía mucho que no nos dirigíamos la palabra, no por nada, costumbres tontas, supongo... ese día si, me vio y me dijo un "venga crack!". Una frase típica, pero que narices, aquel día era una maravilla. Un tipo que sin separar los 2 pies a la vez del suelo volaba sobre el mar de un carril bici y que tenía una mirada especial. Pues si, ese día admitía lo de Crack! Unos 200 metros después mi maltrecho pulsómetro, tan rayado de tantos entrenos que no se puede ni ver la hora, me avisó de que había llegado al final de la distancia... Paré y solté en voz bien alta "Se acabó..."
"Se acabó"... había dicho esas 2 palabras un millón de veces, pero os prometo que esta vez fue distinto. No lo estaba diciendo por ese día, ni por esa semana, ni por prever que el riñón iba a hacerme saber de él durante 2 meses seguidos... Se acabó, se acabó el marchar, se acabó el competir, se acabó el entrenar. Se acabó una parte de mí.
Completando a paso normal el camino a casa ya no me estorbaba la lluvia. Una vez más, como una tarde escuchando Crimson en los auriculares, era invencible. Se acabó! Estaba feliz de decir esas palabras y de comprender plenamente su significado. Al llegar a casa, mientras me cambiaba en la puerta de casa para no inundar el hogar, se lo conté a mi mujer. De todas maneras, pensé que quería descartar cualquier calentón, cualquier enajenación que el líquido elemento y unos cuantos rayos hubiesen provocado. De no haber sido por un cólico de 2 meses de duración, todo hubiese sido más bonito y más plácido.
Efectivamente, ni la operación, ni el riñón, ni los problemas laborales habían provocado mi abandono. Se explica de manera muy fácil. De vez en cuando coincidía con el mismo vecino al salir a marchar. Él o volvía o iba a su trabajo y me decía "que fuerza de voluntad". Yo siempre le respondía lo mismo... fuerza de voluntad era ir a trabajar. Lo mío me encantaba. Qué mérito tenía el hacerlo? Ahora para seguir con lo mismo, si que necesitaría fuerza de voluntad, y la que tengo la quiero emplear en otros temas.
El pensar en ponerme calendarios, obligaciones, sentir las nauseas por nervios antes de las carreras, el miedo cada 100 metros al pasar ante los jueces me suponen un agobio, una preocupación... en definitiva, no me hace feliz. Qué sentido tiene? Mi familia ha aguantado mucho, muchísimo por mi egoísmo a la hora de jugar a ser marchador. Se han tragado los mismos madrugones que yo, y han sufrido mi mal humor en los malos momentos... y todo ello siempre con 3 sonrisas, una por cada uno de ellos, Erik, Helia, y Vanesa. Mi Erik, Mi Helia, Mi Vanesa.
No voy a ponerme una medallita y decir: Lo hago por ellos! Renuncio por buen padre y marido! No, ya lo he dejado claro arriba. Es una decisión muy meditada, a pesar de deseada difícil, muy difícil. En parte, temía decepcionar a gente y a mi mismo... pero qué más da? La gente se decepciona cuando menos te lo esperas, y conmigo... al fin y al cabo no me llevo mal.
Fotografía hecha por Eduard Vives, compañero de competiciones, en un encuentro casual durante la Maratón de Barcelona 2015. Hay mejores fotos, pero pocas tan especiales... para mi!
Siempre me quedan los recuerdos. Son muchos y preciosos. Si me pusiese a enumerarlos todos no acabaría nunca. Pero hay algunos que diré: Levantarme a las 4 de la mañana por no poder dormir más de la emoción de tener un entreno de 30 kms al día siguiente... Un rodaje largo una mañana tan fría en la que me di cuenta de que el vaho se me estaba cristalizando en la ropa y en la perilla... Otra noche bajo la lluvia con ranas cruzando la carretera delante de mí... Uno de mis últimos entrenos difíciles, una noche en la que no daba un duro por mí y acabé con unas series de 600 que me llevaron al cielo y al infierno al mismo tiempo (alguno ya ha leído esta frase ;) ), la Sant Silvestre en la que me mencionaron por megafonía, nombre, número, club y especialidad atlética incluidas al ir llegando a meta, o la última que hice, en la que estaba tan concentrado que era casi de éxtasis... 3 series de 4000 por la Carretera de Cerdanyola otra noche congelada antes de mi último 20 kms... Los rodajes que hacía con mi amigo Rafa López por Barberà/Sabadell/Badía/San Cugat (todo en la misma sesión)... cada una de las noches mágicas de los viernes entrenando sólo en la pista de Can Llobet, viendo como los Barberà Rookies llegaban/se marchaban de la pista mientras yo seguía... volver a casa de esas noches escuchando Vader en el coche... Esperar a Alberto Cemborain para fundirnos en un abrazo tras mi primer 20 kms, que casi hicimos a la par en su totalidad, y el abrazo con Vanesa un rato después... Mis niños animando (a mi y al resto de competidores) en todas las carreras... las medias maratones de mi pueblo, en las que habían corredores que me usaban de liebre tras preguntarme el ritmo previsto... Mi último 3000 en pista cubierta, carrera 4 días antes de ser despedido en la que disfruté una distancia que odiaba... y por supuesto, la Maratón de Barcelona 2015, cuya realización y todos los entrenos asociados fueron mi cúspide competitiva. Aquella prueba merece y tendrá una entrada especial... Toda la concentración durante la misma, los encuentros pactados con mi mujer en puntos estratégicos, el encontrarme con un corredor que me conoció por un aviso de Amadeu, el gran Amadeu de Running Vallès, en el que anunciaba que un conocido la iba a hacer marchando, encontrarme con Eduard Vives de casualidad haciendo de público en la Meridiana, pasar por las refrescantes duchas del paseo de Colón oliendo ya la meta a 3 kms, los últimos 200 metros con, otra vez, Vanesa corriendo a mi lado mientras me decía "ves como si valió la pena?" (no la dejaron llegar conmigo... y eso me amarga el recuerdo)... y el llorar al reencontrármela una vez acabada la prueba.
Recuerdo cuando María Vasco anunció su retirada, y las imágenes de la rueda de prensa de la primera medallista olímpica del país. Explicaba como un día entrenando por el circuito de Los Huertos (por el Llobregat) se paró y se dijo "Pero qué hago? Yo no quiero seguir más"... Vaya si lo recuerdo, y salvando las distancias, me identifico totalmente.
Iba a acabar con unos agradecimientos... de hecho, los tenía, pero los borré al darme cuenta de que no podía expresarme como merecían, además de quedarme con gente en el tintero seguro... y a pesar de que tampoco estaré a la altura, querría hacer mención especial a David Rua, mi último entrenador, que aparte de toda su seriedad y profesionalidad hizo algo tan difícil como entrenar a alguien recién operado, tocado psicológicamente, y sin garantías de reciclaje. No es algo habitual, y así me lo han demostrado antes. Me queda el resquemor de no haberle podido responder...y hasta al saber de mi decisión ha sido el mejor...Por supuesto a mis hijos que me han hecho sentir el mejor del mundo, y a Vanesa, mi mujer, que se ha sacrificado mucho más que yo durante mis juegos de marchador. Vanesa, ahora ya es oficial!
Aquí acaba una entrada tan pretenciosa como una rueda de prensa de un don nadie que espera que a alguien le pueda interesar.
Me parece una decisión correcta si así lo deseas. No hay porqué fustigarse por el pasado y si no tienes motivación a día de hoy, ¿por que seguir? Si de esta decisión comiesen tus hijos te diría que siguieras sin dudarlo pero era un momento para ti, y si ya no lo disfrutas, pues a buscar otros. Y si me parece q en el fondo es por ser mejor padre y marido, xq como bien dices, la fuerza de voluntad la quieres emplear en otra cosa, porque las circunstancias de la vida cambian y con ello la formación de una familia maravillosa.
ResponderEliminarAdmiro esa fuerza de voluntad para el deporte, yo tengo cero motivación para moverme.
Piensa que una despedida puede ser un hasta luego y a la mejor es un hola a cosas más interesantes y nuevas.
Ánimo crack! ;)
Gracias por el comentario, Cristina! Lo que dices de la motivación lo hablaba ahora mismo con un amigo. Ésta ha sido la más larga que he tenido en mi vida, familia aparte. No digo NUNCA MÁS, porque, hace un año, NUNCA hubiese pensado que estaría escribiendo lo que he escrito hoy. Gracias!!!
ResponderEliminarPara que te suponga un buen recuerdo estar marchando a las cinco de la mañana, tiene que haber sido una buena droga :-)! Para mí es una pesadilla lenvatarme tan temprano, cualquiera que sea el motivo.
ResponderEliminarLos recuerdos son lo mejor, eso no te lo quita nadie.
Espero que estés bien ahora, la salud es lo primero, no lo olvidemos.
Un abrazo desde Riga!
Hola Dona Invisible! Ahora estoy muy bien! Con muchas ganas en otras cosas y de poner en marcha nuevas ideas! Se te echaba de menos por el Blog! Un abrazo y gracias por comentar!
ResponderEliminarEi, he estado bastante ocupada, de hecho todavía estoy en Riga, haciendo un curso de ruso, pero ya se acaba... Te leo, aunque no siempre comente!
EliminarCon ganas de leer más de esos proyectos que tienes en mente.
Hasta pronto!
Muchas gracias! Que sepas que te tengo presente aunque no comentes. Eso al fin y al cabo es lo de menos!
EliminarSabes que a mí me pasó lo mismo. Hacía tiempo que había decidido dejarlo pero aún no era consciente. Llega un momento en que aunque el cuerpo aguanta, la mente va por otros derroteros. La clave es la ILUSIÓN, una vez la pierdes es mejor hacer otras cosas que te la generen.
ResponderEliminarBienvenido a la 'reserva marchadora'! ��
Jose Luís! Gracias por el comentario! No tiene sentido seguir con algo cuando ya no te ilusiona ni te motiva. Entonces se convertiría en eso de "sigo porque siempre ha sido así". Tú te fuiste en tu mejor momento, cosa que dice mucho de tus principios y lo consecuente que eres! Un abrazo!
ResponderEliminarComo que don nadie? Señor don nadie! Me entristece y me alegra a la vez, extraño verdad? Me entristece porque te ves "obligado" a dejar tu hobby, y me alegra porque por otro lado, sabes que te llevas nuestra amistad, no solo la mía, también la de muchos compañeros, también porque tu familia ha estado a tu lado apoyandote, (es obvio). No acostumbro a decir la palabra crack, pero esta vez lo haré, eres un crack!
ResponderEliminarP. D. En la foto, el año que sale es 2016.👍
ResponderEliminarMuchas gracias por el apunte! Modificada!
EliminarRuben! Que bien tenerte por aquí! Me alegran mucho tus palabras! Me queda mejor lo de Señor Don Nadie que lo de crack, pero te acepto ambas!!! Un abrazo grande, amigo!
ResponderEliminarSi lo que parecia hacerte feliz se acaba convirtiéndo en un problema, pues no lo hagas.
ResponderEliminarDe todas formas, también hay medias tintas, salir un rato en bici, y a nadar al día siguiente, a rodar el domingo con un amigo... Cuando se ha estado ahí arriba, cuesta, pero tu humor te lo agradecerá.
Gracias Andrés! Está claro que cierta acfividad hay que mantener. Cuesta el cambio de chip hacia el "deporte salud" cuando realmente es lo másnatural del mundo. Gracias de nuevo.
EliminarSiempre te dije lo mismo.... cuando deje de ser divertido... déjalo. Duele que lo dejes... pero también duele verte seguir con algo que no te hace feliz. Te apoyé cuando marchabas y te seguiré apoyando ahora que te marchas.
ResponderEliminarJuntos seguiremos dando zancadas... buscando la felicidad.
No te puedo decir nada más cariño. Gracias por tu apoyo incondicional. Te quiero
EliminarMuy grande Alberto! Difícil pero sabia decisión. Yo un dia de estos debo de plantearme una rebaja por lo pronto.
ResponderEliminarSama, un honor el que te pases a comentar. Mientras disfrutes, aprovecha el momento... en tu caso esos momentos son largos y duros como pocos! Un abrazo!!!
EliminarFelicidades Alberto. Todo mi apoyo. Me siento identificada en cada línea descriptiva pues es exactamente la misma razón por la que me jubilé cómo músico y paradójicamente fué una de las más tristes y a la vez más acertadas DECISIONES de mi vida. Dejó espacio para algo mejor. Estoy segura que tu recompensa está de camino. Un fuerte ABRAZO
ResponderEliminarHola Anna, muchas gracias por tus palabras. Lo que has dicho sobre lo de "triste y acertado" clava como me siento ahora mismo, y tampoco era consciente de ello. Te agradezco también que hayas compartido esa vivencia. Un abrazo muy fuerte y hasta pronto!
ResponderEliminarte recomiendo hacer algún triatlón si alguna vez te da el gusanillo. para ti eso esta chupao!
ResponderEliminarlas lágrimas me llegan a los pies! como nadadora de competición llegué a ese momento muy jovencita y retomo (encima en aguas abiertas, distancias largas) las competiciones 20 años después. Espero algún día poder escribir una publicación tan bonita y emotiva de una etapa tan especial. Me ha encantado cada una de las palabras, menos la de los aprensivos...
suerte Albert!
Muchísimas gracias. Siempre digo que no hay un deporte más fácil ni más difícil. Para mí además el tuyo tiene un componente extra de dureza. Me alegro de que te haya gustado... es un honor más bien. Salió más del corazón que de la mente... tú no tendrás dificultad en escribir algo igual o mejor, y aun lo digo con mayor seguidad al saber que tienes una pasión igual o más grande. Un abrazo!
EliminarParece que estoy leyendo a mi primo...
ResponderEliminarTambién hacía marcha y en su época quedó si mal no recuerdo campeón de Catalunya de su categoría ( edad o como se llame )...
Parece que las palabras salgan de su boca....
Admiro tu valentía a la hora de afrontar que se acabó... Yo, edn mi momento " se acabó" del taekwondo lo pasé muy mal y estaba furiosa con el mundo y conmigo ( fue por una lesión de rodillas que me impidió una cosa muy importante a nivel deportivo ) y creo que no podría escribir un post así ni aceptarlo... Han pasado 20 años y sigo sin hacerlo...
Campeón!
Verónica, muchas gracias por tu comentario. Si que es casualidad lo te tu primo... aunque tal vez no tanto... el deporte de competición exige mucho y vas paseando por el filo de la navaja constantemente. Mientras hay ilusión no va aguantando el equilibrio. Lo peor es, como fue tu caso, hacerlo de manera obligada por lesión, ya que la mente quiere seguir en la pista, el tatami, la bici... gracias de nuevo!
ResponderEliminarBueno Hermano, pues se acabó. Me alegro al igual que me apeno por ti. Creo entender (o al menos intento imaginar) lo que pierdes por la parte de renuncia y, de una manera más clara quizá, intuyo lo que ganas. En cualquier caso, tanto entrenando y compitiendo, como ya desde fuera, creo que has sido muy valiente y fuerte. Y eso lo envidio de ti y mucho: yo tengo una renuncia pendiente (por mí y sobre todo por mi peque y por Fani) que no sé si voy a poder asumir con tanta fuerza y valentía como tú. Precisamente hoy que estoy en una especie de crisis he leído esta entrada (siempre nuestras casualidades) y me ha dado mucho más que pensar de lo que puedes imaginar, y para bien pues tu ejemplo me va a ayudar.
ResponderEliminarEn fin, yo creo que lo suyo es que me alegre por ti, dejemos la pena, y que, si te sirve de algo, sepas que me has ayudado mucho con tu ejemplo.
Un abrazo muy fuerte Hermano!!! Wassail!!!
Hermano, sólo lo que dices vale muchas cosas, mucho más que las horas escribiendo y pensando en hacerlo. Cada circunstancia es distinta. Habrá quien lea esto y le ayude a continuar, y el que piense en dejar algo... Antes de que la decisión se precipitase tenía una fecha de retirada pensada. La verdad, no era muy lejana, pero no ya mismo. Mi idea era hacerlo en plenitud de facultades, y aunque no haya sido de la misma manera, en parte lo consigo. Un abrazo! Wassail!
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