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miércoles, 18 de enero de 2017

... Y QUE NADIE LE DIGA A BILLY CHAPEL QUE LA VIDA EMPIEZA A LOS CUARENTA... (NI LOS GRUPOS DE WHATSAPP)

La frase que da título a la entrada de esta semana (salvo lo de los grupos...) me vino a la cabeza en cuanto tuve claro, ya hace unos días, sobre qué iba a escribir hoy (si! esta vez ya lo sabía!). La sentencia se escucha en el film For the Love of the Game, y la dice un comentarista deportivo mientras el protagonista, el Pitcher de los Detroit Tigers, Billy Chapel, en un día nefasto, en el que todo apuntaba a que iba a ser el último y peor juego de su carrera, se encuentra por sorpresa embarcado hacia el puerto de un partido perfecto, una de las gestas deportivas más difíciles de conseguir. Chapel, con 40 años, el cuerpo machacado por culpa de miles de bolas lanzadas, con su vida personal en contra, y con la amenaza de ser traspasado, logra sin buscarla una catarsis que no diré si le conduce a las cifras mágicas de 9 innings, 0 hits, 0 runs para evitar spoilers...

... no es que ahora pretenda ser Billy Chapel, ni atribuirme un mérito tan grande como el que puede conseguir en la película. De lo poco que tenemos en común es la dañada carcasa tras años de deporte de competición. En lo único que gano al lanzador es en los 4 años en los que le supero la edad... y encima a él le da vida Kevin Costner, mientras que yo tengo que interpretar incluso las mayores escenas de riesgo de mi vida, sin doble que se atreva a suplantarme... Bien... y de qué va todo esto? Os podéis estar preguntando. Como sin duda, si habéis llegado hasta aquí, y me leéis habitualmente, habéis logrado uno de los mayores logros del mundo de la lectura blogera, os lo voy a contar.



Como ya reflejé en mi anterior visita al Blog, la semana pasada empezó siendo muy mala para mi. El humor estaba muy lejos de ser un estado de ánimo que entrase por la puerta de casa, y, de lunes a miércoles, la cosa iba de mal en peor. Estaba claro... de subirme al montículo como Pitcher Inicial, los bates del equipo contrario iban a echar humo... Tras desahogarme con el teclado, al ir a enlazar el texto en Facebook vi que había un comentario en una foto en la que, según el invento, yo estaba etiquetado. Se trataba de una imagen que recordaba vi por primera vez allá por verano, en la cual se nos veía a 27 niños y una profesora, apostados en casi perfecta formación, algunas sonrisas, otros tantos gestos serios, y muchos brazos cruzados. Esa instantánea (por llamarlo de alguna manera, porque por aquel entonces, desde hacer la foto a verla, podían pasar semanas, cuando no meses), databa de días muy antiguos, de mis primeros cursos de E.G.B. Algunos creíais que esas siglas sólo eran un invento del departamento de marketing de una editorial, verdad? Pues no! Existió, yo estuve ahí, y sobreviví!(más o menos).

Cuando la fotografía se publicó originalmente, y se me etiquetó en la misma, varios de los allí retratados la comentamos, discutimos quien era tal, quien cual, quien ocupaba la posición X... incluso algunos nos disputamos ser la misma persona!... pero ahí quedó todo... un bonito retrato, ya algo granuloso, tornándose tan sepia como mis cicatrices... Pero lo que no sabíamos es que entre los componentes usados para revelar aquel viejo negativo se encontraba la pólvora, y que, el pasado miércoles, llegaría la chispa que la prendería, con apellido de escultor, cualidades de poeta, y Cristina por nombre. En pocas horas esa excompañera de clase, al descubrirse en la imagen meses después de que el sol la volviese a desgastar, organizó un revuelo que aun una semana después (y las que quedan), tiene trastornadas a 18 personas, con sus respectivas familias, está poniendo a prueba la memoria de distintos modelos y marcas de teléfonos, y convirtiendo a los dispositivos móviles en fijos ante la imposibilidad de aguantar la batería cargada por un tiempo superior a un inning del partido del amigo Billy.

Aparentemente no hay nada nuevo en la fórmula. Reunión de antiguos alumnos...??? Grupo de WhatsApp???

Yo ya rehusé asistir a encuentros de ex de varios tipos... ex compañeros de trabajo, ex compañeros de instituto, ex compañeros de grupos musicales... tampoco tuve tantas ex novias como para organizar una reunión, y, como siempre me he tenido por una persona "prescindible", siempre preferí los encuentros puntuales, de persona a persona, con, porqué no, un ex compañero de lo que sea, y así no quedar ahogado entre el oleaje levantado por los Alfas de todo grupito.

Los grupos de WhatsApp y yo no nos llevamos mal... nos llevamos a muerte! Me he borrado de todos ellos no transcurrido mucho más de 5 minutos desde mi inclusión. Incluso me labré la enemistad de varios excompañeros de trabajo por salir de uno! Es curioso... no notaban cuando hablaba por aquel medio, ignoraban mis propuestas, pero se rasgaron las vestiduras en cuanto apareció el mensaje de ALBERTO HA ABANDONADO EL EDIFICIO... cosas de las cyberofensas... de las que ya hablaré algún día...

ZASCA!!! Alberto, a lo que estamos! Sigue hablando del tema!... bien, pues de este grupo no sólo no me he dado de baja, sino que, al menos durante unos días, he sido, para bien o para mal, de los que más ha intervenido. Al haber tenido tan poco bagaje en el asunto, desconocía la dimensión en cuanto mensajes que un grupo así podía generar! Hace unos días, un ex-compi habló de 3500 mensajes borrados para poder dejar algo de espacio en su teléfono. Los primero días se habló de que era normal, que era la novedad... Mentira! Cuando la cosa parece calmarse... vuelves a mirar el teléfono y las centenas aparecen junto al icono maldito! Olvídate de mirarlo durante 6 horas, y te pasarás 2 días releyendo todos los comentarios para ponerte al día, y, cuando lo hayas hecho, de nuevo cientos de nuevos mensajes, y se creará un bucle mortal! Ya lo dije por ese medio... meterse en una conversación en ciertos momentos, es como intentar cruzar una autopista en hora punta! Tal vez muchos de vosotros estáis acostumbrados, y veáis el volumen de trabajo al que nos somete este grupo como pequeño... pero como os digo, a mí me pilla como al viejo Billy en su primera temporada con los Tigers.

Intento analizar el porqué de todo ello... al menos a nivel individual, pues no puedo hablar por nadie más, ni me voy a embarcar en el peligroso viaje de la hipótesis... Mi primera reacción, aquella tarde malcarada de hace 7 días, fue de ilusión... una ilusión que creí se esfumaría como la espuma de la gaseosa, de mi fase maníaca. Ilusión por reencontrar a viejos compañeros de una parte tan importante de la vida de toda persona... pero no eran los primeros a los que encontraba. Yo mismo había buscado, encontrado y contactado con amig@s en la época en la que internet era poco más que una atracción de locutorio, páginas blancas en la mesa, la vergüenza atenazada en una mano, el teléfono de rosca en la otra, y esperando que la voz que contestase a la llamada fuese la esperada... Lo que, repito, en mi caso, alimentó y sigue alimentando esa ilusión, es notar reciprocidad en esa alegría, el saber que hay gente que ha estado preguntándose sobre qué habrá sido del quejica de las últimas filas, el darme cuenta de que muchos pequeños recuerdos, decenas de pequeños detalles que creía tal vez incluso había inventado, eran parte de la memoria de otras personas.

Intento no perderme nada de las conversaciones, pues aunque uno no salga más que en una parte, a veces se explican cosas que yo tengo grabadas a modo de espectador, pequeñas escenas que admiraba y nunca dije, algunos gestos que aprecié y nunca reconocí, cosas que me parecieron atrocidades y que silencié... No todos son alegrías, pues han asomado los cuernos varios demonios, incluyendo alguno mío, que, para mí, lejos de empañar el inicial estado de euforia colectiva, ha dado mayor credibilidad a la situación... hoy en día, tan acostumbrados de que a todo el mundo le vaya todo tan bien, y que hace que uno crea que entonces a él le va fatal...

Por supuesto la cosa no quedó en miles de mensajes y la promesa con fecha adjudicada de una noche de cena! La detonante de todo ello escribió a nuestra antigua escuela para pedirles nos dejasen entrar para volver a hacernos una foto similar, en las mismas escaleras que el sol, el polvo y las rascaduras estaban ya borrando del papel. Yo fui un poco más allá. Con la excusa de afianzar nuestra petición enviando un emisario en persona al colegio, me presenté allí el lunes por la mañana. Realmente no era necesario. El mail que Cristina les escribió era perfecto, claro, y conciso (no como algunas entradas de algunos blogeros...), pero ya se me había ocurrido, y a mi fase maníaca no la para ni la doctora de Mister Jones. Me presenté temprano, en un día espléndido. Tuve el impulso de volver a hacer el perla, saltar la valla, pasearme por el patio, volver a salir, y llamar entonces al timbre para ser atendido normalmente, pero la prudencia volvió a hacer sonar la aldaba de mi cabeza, y me recordó que podía volatilizar toda esperanza de acceso del grupo al colegio. Efectivamente fui recibido, y tanto da lo que me dijeron... me transporté en un agujero de gusano y volví al primer día de colegio, subí las mismas escaleras por primera vez, toqué el mismo banco de madera de la entrada mientras seguía al conserje, me hizo entrar en la misma sala de secretaría en la que, de vez en cuando, me llevaba alguna bronca, y pude ver, a 3 metros escasos, la puerta de la primera clase en la que estuvimos. Me pareció escuchar el mismo timbre que desató mi llanto cuando aun no tenía los 5 años y me di cuenta de que mi padre no se iba a quedar esa mañana conmigo... Una vez atendido, me dejaron salir sólo, aproveché para hacer algunas fotos, y una vez cerrada la puerta, informé inmediatamente a mis compis...salí de ahí renovado pero vuelto a la infancia al mismo tiempo... un poco contradictorio, no?

Aguantará Billy Chapel lanzando hasta el encuentro de ex alumnos?

Desde entonces (como si hablase del pleistoceno! fue hace 2 días) la autopista cifrada de WhatsApp sigue a pleno rendimiento, con las barreras de los peajes levantadas, y con un flamante destino que tiene fecha y casi hora de llegada. Siguen apareciendo documentos que emocionan al personal, gracias a la hemeroteca humana que es Carmen, revelaciones de actos vandálicos cometidos por el amigo de un amigo de un hermano de otro amigo y otras mil cosas más...

... Ahora viene mi duda... qué pasará cuando todos estemos cara a cara? Los milagros del NO tono de voz de los mensajes (a veces es un problema), la majestuosidad de las fotos que dan buena muestra de que existe el pacto por la eterna juventud... nos tienen muy envalentonados... Podrá el encuentro físico enfriar el río candente de lava que el volcán WhatsApp ha lanzado hacia la falda del barri del Carmel? Nos encontraremos por el contrario con que dicho volcán lanza entonces el mortal flujo piroplástico?... y, a nivel personal... alguno de aquellos compis se revelará como un alfa que, de nuevo, provocará un tsunami que volcará mi frágil embarcación y me sumergirá en el silencio de un rincón de la mesa mientras se cena?

... Aun falta, pero este particular Billy Chapel se enfrentará a sus tres últimos adversarios. Sabrá perfectamente que la vida no empieza a los 40, ni a los 44, 45, o 28, en el caso de algunas, pero moverá su viejo cuerpo dolorido una vez más, mirará a los 3 bateadores que tiene ante si, y dirá "puedo hacerlo... lo he hecho un millón de veces!"... si es que el WhatsApp le deja concentrarse!



4 comentarios:

  1. Hermano, me pasa lo mismo que a ti con los wasaps (lo siento, pero se me resiste tanta T y tanta H) y los malditos grupos, mira que estoy en pocos y casi todos 'necesarios' por una causa u otra, pero en menos me gustaría estar, si no darme de baja por completo, cosa que he estado tentado de hacer en más de una ocasión pero que por trabajo no puedo...
    Bueno, el caso es que esta historia (que tan bien has escrito y descrito) me suena bastante... Esto de las redes sociales ha removido la 'nostalgia on-line' de una manera espectacular y se suceden las reuniones de antiguos alumnos, trabajos, bares, milis y, por qué no, compañeros sexuales jejjeje
    Yo tuve la mía hace unos años con motivo de los 45 años que cumplíamos los/as que nacimos en el 69 y la verdad es que tuve que salir escopetado en cuanto el alcohol empezó a hacer de la suyas: al poco de empezar a mamarse el personal con los cubatas (yo siempre sigo fiel a mi birra) se me hizo una fila de ex-novietas despechadas que parecía no tener fin (bueno, en realidad fueron 4 ó 5, cosa que no es tanto en casi 20 años de cole-instituto, tampoco es que fuera 'tan' rompecorazones) y que aprovecharon el momento para recordarme lo cabrito que fui por no querer comprometerme con ellas para siempre cuando apenas teníamos 14 ó 15 años... Alguna hasta echó una lagrimita... y ya no pude más!!! Aludí a mis compromisos paterno-maritales (más lágrimas) y me fui con viento fresco prometiéndome no volver a ninguna reunión de antiguos-lo-que-fuera nunca más, excepto eso sí, las de mis buenos y viejos amigos, esos que nunca dan la vara por wasap porque siempre son bienvenidos y también siempre están ahí, en persona o por teléfono, cuando los necesito...
    Pero bueno, esto no quiere decir que tu no vayas a pasar un rato buenísimo con gente que hace tanto que no ves, seguro que lo disfrutas; en los pueblos las cosas funcionan de manera un tanto diferente por mucho que queramos emular a las grandes ciudades.
    Ya contarás espero...
    Abrazos!!! Wassail!!!

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  2. Alex! Te aseguro que no deberé lidiar con ninguna fila de ex-novias, partiendo de la base de que no tuve ninguna en esa época, ni casi en la siguiente! Eso y el buen hacer que, abiertamente puedo adminitir que hay entre todos los reencontrados, me hace creer que todo irá aun mejor de lo que espero! Otro gallo cantaría si fuesen otros Ex los del encuentro... te lo aseguro! En otros entornos no tengo tan buenos y bonitos recuerdos... ni a buen seguro, otras personas de mi!... y me has hecho recordar que me abrí cuenta de Facebook hace ya años con la idea original de encontrar a much@s de los que ahora hemos formado ese grupillo... luego ya fue degenerando en ME GUSTAS, COMPARTE, VOTA... en lo que yo he caído, y, soy sincero, seguire cayendo! Gracias como siempre por seguirme por aquí también y por tus comentarios!

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  3. Hola!
    Cómo te entiendo cuando hablas de la gente "Alfa" que acapara las conversaciones, es el centro de atención y eso hace que tú te quedes en un rincón! Me siento totalmente identificada. Yo sinceramente en tu caso seguramente no iría a la quedada, por varios motivos: me superan los encuentros masivos (y es algo que se está haciendo más grave con la edad), no quiero que gente a la que hace mucho tiempo le perdí la pista me interrogue sobre mi vida, y prefiero conservar los recuerdos tal y como yo los tengo en la memoria... Pero, seguro que si tú quieres ir es porque vale la pena (buena señal es que aún no hayas abandonado el grupo de WhatsApp :-)
    Hasta la próxima entrada!

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  4. Hola de nuevo, Dona Invisible!!! Por aquel entonces éramos muy pequeños para "alfatizarnos"! Simplemente éramos, cada uno en lo suyo, el más tal, el más cual... yo de alfa no tengo ni la etiqueta de anís del mono, pero fuí el primero certificado al decir que si al encuentro y sigo en mis trece!!! Como dije al contestar al comentario de Alex, a otros encuentros sé bien que mi actitud sería bien distinta! Gracias, como siempre, por leerme y por compartir tu opinión!

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