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miércoles, 27 de septiembre de 2017

TENEMOS QUE HABLAR... ÉSTO HUELE MAL!

Ai... Tenemos que hablar... Quien más quien menos tiene asociada la frase a que uno de los miembros de la pareja convoca una sorpresiva reunión... reunión que nunca llega en buen momento... momento que suele coincidir con uno aplastado en el sofá mientras mira en dirección a la televisión... televisión que no tiene ni porqué estar encendida... encendida ya no está la llama de la pasión... por favor! Deja de encadenar palabras y plasmar un panorama de película española post-Almodóvar!

Si! Yo también he escuchado esta frase, pero no fue una novia quien me la remitió por carta! Fue un jefe, y no uno cualquiera! Mi primer jefe! Vamos a ponernos en situación haciendo un poco de historia.



Como ya relaté la pasada semana, hace unos días me reencontré vía red social con una antigua y muy apreciada amiga. Aquella chica la conocí en mi primer trabajo. Mis primeras funciones como hormiguita obrera fueron ejerciendo de profesor de informática en una academia. La cosa empezó de pura  casualidad cuando aun cursaba 4º de F.P. Un día, ascendiendo las empinadas calles de Vall d'Hebrón que conducían a mi instituto en compañía de un amigo fuimos interceptados por un compañero de clase que, antes de decir Buenos días preguntó: "alguien quiere un curro? ". Al parecer un primo suyo trabajaba de profesor en una academia muy cercana a mi casa. Había obtenido plaza de maestro en una escuela y, con los ojos cerrados, abandonaba el lugar. Su primo le propuso a él el puesto, pero el bueno de Palou (así se apellidaba) no estaba por la labor, así que tuvo la gentileza de compartirlo con nosotros. El horario no nos iba bien a mi amigo ni a mi, pero llegamos al acuerdo que podíamos dividírnoslo. El haría de 16:00 a 19:00 y yo de 19:00 a 22:00h. Nada! En 200 metros de escalada urbana habíamos recibido oferta de trabajo y distribuido el horario! Me asombro de la capacidad de decisión y de lo resolutivo que era con 17 años!

Con ese mismo desparpajo nos presentamos mi colega y yo en dicha academia. Casi no dejamos hablar a la secretaria! Le comunicamos que nos habían contado de su necesidad de personal y que AMBOS íbamos a ser los profesores. Aun recuerdo la cara de la chica asintiendo con una mirada atónita. No estábamos ahí para una entrevista de trabajo! Estábamos dándoles ya nuestro horario! jajaja! El caso es que ambos menores de edad empezamos esa misma tarde, haciendo de acompañantes durante un par de días al profesor saliente... Ahí estuve casi 7 años de mi vida.

Ni recuerdo haber visto al jefe en el proceso de "admisión". Lo tengo muy, pero que muy presente, porque era muy peculiar (por no calificarle más groseramente), pero era más bien como un ente que aparecía y desaparecía sin previo aviso. Al cabo de un tiempo, la primera secretaria, la que comentaba contempló como Fernando (mi amigo) y yo hacíamos una Declaración Unilateral de Profesorado, se marchó, y otra joven que anteriormente era profesora de inglés tomó su relevo con mucha mejor sonrisa y profesionalidad. Hicimos muy buena amistad que al final se diluyó al cambiar ambos de trabajo... La última que vez que la vi fue callejeando deprimido por el barrio de Gracia, y mi estado no estaba para muchas alegrías. Al dar con ella hace unos días me alegré mucho, muchísimo y, como no, vinieron a mi mente muchas de las batallitas de mi primera época como Profesor... y entre ellas hay una que está en mi ranking particular como una de las más extrañas. Bien! Sois astutos! Fue cuando mi Jefe me dijo el famoso y potencialmente pre-rupturista "tenemos que hablar".

Fran, que así se llamaba, era un pintor (de cuadros) jubilado que había montado una academia de idiomas y de la aun ni floreciente ciencia del tratamiento automático de la información. Como dije en el párrafo anterior, era un ente más que una persona anclada ahí. Su horario era tan bohemio como sus estudios. Aparentemente no se entrometía en la clase... APARENTEMENTE! No hacía encuestas a los alumnos, entrevistas con los profesores, estudios de mercado... sus métodos eran más del otro lado del telón de acero! Escuchaba con la oreja pegada al otro lado de las viejas puertas de la clase (una vez cayó al abrir un profesor inesperadamente el acceso al aula, como si de una película se tratase), apuntaba a su prole como alumnos (a los 3, en épocas diferentes...!!!) para hacer una prueba de espionaje que no pasaba ni los estándares de las Sociedades Secretas! Incluso uno de ellos, el heredero del trono, su único vástago varón, un pijo rematado, un día gritó asqueado y con esa inconfundible voz nasal "joooooqueaaaasscoooo! me aburro pero mi padre dice que esté aquí a ver lo que hacéis!!!". También tenía un curioso concepto de la eficiencia de las clases. Un día le comentó a mi amiga "no creo que se estén haciendo bien las cosas en la clase de informática... entro y están todos con cara demasiado feliz...". Como podréis imaginar, con esas y otra cualidades que no enumero por la gravedad de ellas, la diplomacia no era el arma que mejor manejase el bueno de Fran...

Una tarde cualquiera entró en clase, como tantas otras veces. Uno de esos espionajes Blitzkrieg a los que nos tenía acostumbrados. Pensé que como en tantas ocasiones, abría la puerta para ver si nos pillaba bailando, jugando a la Güija... pero no! Esa vez, protegido bajo el quicio de la puerta, me pidió que saliese con él un momento. Ya fuera de aquella vieja sala de paredes amarillas y baldosas desprendidas me dijo: "Alberto, cuando te vendría bien llamarme por teléfono? Es que TENEMOS QUE HABLAR". Mi mente de 19 años no acababa de comprender. Por aquel entonces no había móvil, ni proyecto de ellos y, al igual que ahora a veces tengo que twitear algo para hablar con mi mujer, que está sentada a mi lado, el teléfono se usaba cuando no había otra manera de encontrarse con alguien! Tal vez él era un visionario? Lo tenía allí delante! Porqué quería que le llamase? Por supuesto la preocupación acudió a mi, y más con ese TENEMOS QUE HABLAR, y esto se reflejó en mi rostro. El puntualizó que no había ningún problema, que no me preocupase, que no era nada importante!... Con mi dosis de aceite de ricino recién tomada entré de nuevo en clase pero no me podía quitar aquello de la cabeza. Tenemos que Hablar? Me iban a despedir por primera vez? Iba a ser defenestrado antes de hacer la mili? Antes de tener novia? La presión pudo conmigo y, excusándome ante mis alumnos, volví a salir de clase, piqué a la puerta de su despacho y abrí. Le dije que había dejado tarea a mi variopinto grupo de aprendices y que podíamos hablar. Él, con una sonrisa de un padre que contempla a un hijo pequeño preocupado por una broma en la que le ha dicho que vendrá el coco esa noche repitió que no era nada importante, que no me preocupase en absoluto! Aquello me preocupó mucho más! Claro! Es como escuchar "no mires hacia abajo, siéntate que te cuento algo, no vayas a la luz, hoy vas a ser Uno de los Nuestros...", llegué a casa y expliqué el suceso a mis padres. No le dieron más importancia y me instaron a tranquilizarme. Visto en perspectiva mi preocupación aun fundamentada, no tenía mucho sentido. Con 19 años, orgullo y testosterona en igualdad de condiciones y ya experiencia laboral, no debía sufrir mucho por un "eres tú, no yo..." pero entonces lo vivía así.

Al día siguiente, tras una noche girando cual peonza sobre el colchón, me levanté, me duché para hacer tiempo y, llamé a mi jefe. Tenía clases ya a jornada completa y en un par de horas estaría allí, pero él insistió en hablar vía Marconi. No sonaron más de 2 tonos y su voz atravesó el hilo telefónico para clavarse en mi estómago: "Hombre Alberto! Qué tal? Mira, te dije que teníamos que hablar! Gracias por llamar! Te dije que no era nada importante... hombre... si que es importante...!!!" Lo sabía, mi instinto no me había fallado! Era algo chungo!!! Había planificado argumentos para un eventual despido, para una potencial bronca, pero no estaba preparado para lo que se me venía encima... "... si, si que es importante...!!! Yo quería hablarte... (pausa dramática)... sobre HIGIENE PERSONAL".

Casi se me cae la toalla de ducha al suelo! Higiene Personal? Tal vez mi jefe se había convertido en agente de Avon y quería venderme productos de cuidado y limpieza? Lo dudaba! Aquello olía mal!!! Prosiguió mientras el sudor empezaba a correr por mi espalda más frío que las primeros segundos de una ducha de febrero... "Es que verás... cuando entro en clase noto una especie de olor..." bien, me alegré por el buen estado de su aparato olfativo. Tal vez se había percatado del olor a polvo continuo que desprendían las vetustas paredes, pero intuía que por ahí no iba la cosa... "y he notado que eres tú..."... Ni podía pensar sobre el tema! Mi jefe era una de esas personas valientes que se atreven a decirle a alguien que huele mal! Pero, pero un momento... yo olía mal??? Yo pensaba que no, pero ante tal seguridad y gravedad de su afirmación, creí estar con mis sentidos embotados por mi propia pestilencia! De todas maneras pregunté "Seguro que soy yo?" a lo que contestó sin vacilación "sisi... una pregunta... tú llevas bambas???" Pues si que llevaba, y así se lo confirmé... entonces no era tan guay llevarlas como hoy en día, en el que te dan un aire progre, pero me eran muy cómodas "aiiiiinoooooooo!!!! No puedes llevar bambas!!! Es que verás... con bambas el pie transpira y se escapa el olor" Mmmm... ya tenía localizada la parte de mi anatomía que estaba en proceso de descomposición... pero un momento... yo creí que al transpirar mejor el pie sudaba menos y, por tanto, menor posibilidad de malos efluvios! Él igualmente me dio la solución "es mejor que busques una bota lo más hermética posible, porque así el olor se queda en el interior". En el interior de mi casa quise permanecer para siempre! Tan nauseabundo era el tema que debía precintar mis miembros inferiores? Pero él siguió relatando! Mis pies habían contagiado a más zonas de mi joven cuerpo! "También deberías ducharte" Le dije tímidamente que precisamente salía de la ducha... veamos! No me estaba aconsejando una frecuencia de lavado... aconsejaba que lo hiciese porque debía pensar que ni sabía lo que era hacerlo! Cómo mi familia podía sobrevivir conmigo repartiendo emanaciones putrefactas??? Me indicó con detalles como debía hacerlo "mira... tú cada mañana, te metes en la bañera y te duchas con agua fría, que para eso eres un macho!" Jajajajaja! Sonó como una palmadita en la espalda mezclada con una paliza! Al parecer el agua fría no sólo limpia más, sino que también aumenta la hombría!!! Continuó con sus consejos "También podrías usar una cosa que se llama desodorante, que es como una especie de spray que..." lo que quedaba de mi amor propio me hizo susurrar "no... si ya sé lo que es..." pero tenía que rematarme "ah si? bien! Si quieres te compro uno y te lo llevo" Tuve también que aclararle que mi conocimiento sobre los desodorantes no eran sólo teóricos, y que incluso tenía uno propio que usaba a diario... Acabó preguntando/asegurando que no me habría molestado, que lo hacía por mi bien, etc... y que "ya iré comprobando el progreso". 


Instantánea de mi Jefe mientras conversaba conmigo


Yo estaba hundido en la miseria. Era un apestoso... lo cual es peor que un apestado! Era tal mi nivel de presencia cadavérica que tan solo mi jefe se había atrevido a decírmelo! Por supuesto, aun mojado, volví a meterme en la ducha. Antes de vestirme clavé mi nariz en todas mis prendas de ropa en busca de "el perfume", y por si acaso, usé aquella especie de spray llamada desodorante sobre ella como si de un insecticida se tratase! Acudí a clase flotando en una nube (supongo que en parte intoxicado por los gases propelentes del desodorante). Al dirigirme a mi aula, al fondo del pasillo, pasé ante la puerta de su despacho. Estaba entreabierta y él me saludó, como si no hubiésemos hablado en semanas. Para colmo de mi mala suerte, una de mis alumnas de la mañana si que se caracterizaba por cierto olor... no era falta de higiene, sino que tenía un olor alcalino del sudor que no podía evitar, pero el caso es que el aroma estaba allí, mi jefe estaba allí, y lo peor, yo estaba allí! Sería eso? Habría confundido olores ajenos con los míos? No... debía ser yo... Por supuesto comenzó con su inspección odorífera era misma mañana, sin adelantar resultados, por su puesto. A última hora de la tarde, con un grupo de alumnos a quien tenía más confianza, hice una improvisada reunión y, muerto de vergüenza, les pregunté por el asunto que saturaba mis sentimientos como una visita a un vertedero en pleno mes de Julio... No sólo lo negaron sino que algunos se ofendieron y ofrecieron a hablar con mi jefe. Aquello me dio un poco de valor para someterme a la prueba máxima... y al cabo de 2 días reuniendo fuerzas pasé por la ISO más exigente... se lo expliqué a mi madre! Ella, que aun hacía el ademán de colocarme bien la ropa, y asegurarse de que mi pelo no hacía el asomo de volverse a convertirse en greñas, no podía negar la evidencia de ser cierta! Al contárselo se rio y me dijo que mi jefe debía estar loco...

Tras la conversación procedí a la fumigación del teléfono utilizado a fin de proteger a mi familia

... ahí quedó la cosa, pero aquella mañana de conversación telefónica, parapetado tras un auricular modelo góndola, marcó mi existencia. A veces me sorprendo mirando a un lado y a otro, elevando mis brazos y olfateando mis axilas cual adolescente antes de una cita! Cuando años después mi primera novia me dijo TENEMOS QUE HABLAR no le prometí de rodillas que iba a cambiar, sino que pasé la tarde en una tienda de colonias. Si, así de triste... ahora para mi, el olor es un sentimiento...

4 comentarios:

  1. Tremendo! Es increíble la cara que tiene la gente para soltar ciertas cosas. El relato es genial tiene un toque cómico-terrorífico que te hace reir a la vez q sufrir.
    La parte de la recomendación del desodorante es impresionante jaja.

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  2. Muchas gracias por comentar! Si, hoy lo hablaba con mi mujer, que no conocía la historia! No puedo evitar si ha pensado "vaya... él también se dio cuenta" jajaja

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  3. Hombre, yo recuerdo haber viajado contigo hasta Córdoba, en el mismo habitáculo y no sufrí para nada por tu causa, igual para entonces ya habías aprendido a usar correctamente el desodorante jajjajja!!! Por cierto, en confianza, el orificio por donde sale el espray se pone mirando a la piel, no sea que... jajjajaja
    Un relato verdaderamente tremendo Hermano, lo del desodorante es descacharrante (mira que rima tan chula).
    Un abrazo!!! Wassail!!!

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    1. Cómo...? Que el spray tiene un orificio? Eso no se frota directo contra el sobaco??? jajajaja! Ahora me traes muy buenos recuerdos de nuestra estancia en Azuaga, el día de Córdoba, la incursión en Portugal a comer bacalao dorado... A veces Vanesa lo cocina y lo llama "hacer un Azuaga"! Un abrazo! Wassail!

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