ENAMORADO O PSICÓPATA?

Si, Psicópata! Eso me llamó!

Nos remontamos a Septiembre del 2005 y yo estaba en el apogeo amoroso con la que actualmente es mi Esposa... Todavía no éramos ni novios pero cualquiera que nos viese por la calle pensaría sin dudarlo que entre nosotros había mucho más que amistad. El caso es que había (más por una parte que por la otra) una extraña negación de los hechos y sentimientos...



En su día ya narré como nos conocimos Vanesa y yo... Poco después de aquel último concierto en el que actué como Guitarra la "tensión emocional" entre ella y yo iba In Crescendo. Estábamos ya en esa fase de "cuelgatúvanocuelgatú" y de enviar mensajes matutinos, fuese la hora que fuese. Éramos solo amigos y aquello era normal... no? El caso es que una de esas mañanas en las que el gallo cantaba en forma de SMS recibido (para los más jóvenes, el SMS no es un mito! Existió!) sentí una sensación muy extraña. No me bastaba con conocer el estado de mi amiga...que narices... de mi Amada! Tenía que verla! La hora (debían ser sobre las 6 de la mañana) no podía ser impedimento! Ella tenía un largo desplazamiento de su morada en Badalona hasta el centro de Barcelona, donde trabajaba entonces, muy cerca de mi trabajo de aquel entonces.

No podía resistir. Intentaba dormir para resistir la tentación de ir a su encuentro porque... cómo sabía a qué hora la encontraría? En qué punto? En aquel estado alterado esas dudas no iban a ser impedimento. Me enfundé en la primera camiseta Heavy que encontré (no fue muy complicado encontrarla) y salí por la puerta de casa haciendo cábalas acerca de en qué estación de metro saldría... porque... vendría en metro? Y si lo hacía en tren? Y si... yo sabía la dirección de su trabajo pero se podía llegar allí como por 200 caminos distintos! Lo fácil era plantarse en la puerta de su lugar de desempeño pero aquello era demasiado evidente! Qué le dirían sus compañer@s? Sería motivo de bromas durante toda la jornada? No podía permitirlo! Así que siguiendo un complejo algoritmo mental que no soy capaz de representar ni con el más intrincado de los diagramas de flujo (no confundir con el condensador de fluzo) escogí un lugar y una hora donde presentarme...

… y justo en ese lugar y a esa hora ella pasó. Las mañanas aun eran calurosas y sin duda lo radiante que Vanesa lucía podía incrementar esa sensación térmica pero yo sentía un frío intenso... Los nervios atenazaban mi dudosa capacidad de raciocinio. Tanto pensar y cuando la vi no sabía si ir o no a su encuentro! Qué pensaría al verme allí? Siiiiiii… tonteábamos más que los invitados de El Hormiguero con Pablo Motos pero ya sabéis como va esto del amor!

Decidí no manifestar mi presencia, al menos no así, de sopetón e ir caminando tras ella a una distancia prudencial mientras pensaba si finalmente intervenía o no... Tanto lo pensé que ella llegó hasta el cruce en el que ya directamente llegaba hasta la puerta de su trabajo, y fui en ese momento cuando a medias me manifesté y a medias ella me hubiese visto igualmente al girar 90 grados.

Se quedó patidifusa. Lógicamente me preguntó acerca de mi presencia allí y entre el estado de nervios que sufría y el ver su cara de sorpresa no sabía bien qué decir... No sabía interpretar su rostro que un segundo me decía que se alegraba de verme para al siguiente hacerme creer que nada en la vida le había disgustado más. Ante la duda, ya me conocéis, yo pensé en lo peor. Me dio un abrazo antes de despedirnos y que ella comenzase con sus productivas tareas y yo no sabía si sentirme en el Valhala o bien si me habían dado el abrazo de la muerte.

Esa duda me atenazó gran parte del día hasta que me escribió un correo. Que frialdad! Sólo podía haber sido superada enviando un Burofax! En él me contaba que en cierto modo había sentido cierto temor al verme y que yo había actuado como, si! Un Psicópata! Que me lo dijese La Teniente O'Nile (no es un error tipográfico sino un apodo que pusimos a una espléndida metalera que aparecía por los conciertos extremos) era una cosa, pero que me lo dijese una psicóloga era otra bien distinta! Manifestaba su extrañeza hacia mi comportamiento pero una vez más sus palabras daban de forma escrita una de cal y otra de arena... De nuevo y ante la duda, yo pensé en lo malo...

Afortunadamente y como es fácil deducir, la parte buena de mi supuesta intervención psicópata triunfó pero aquello me dolió! Un psicópata? Porqué? Por no importarme nada con tal de verla? Aquello no era justo! Cual era la hora correcta para presentarme? Y el lugar? El ángulo de aproximación adecuado? Aun tiempo después ella seguía recordando aquel amanecer como "la mañana del psicópata".

… Eso me hace recordar que en más de una ocasión he actuado de forma parecido y, oh! curiosamente, no sólo en cuestiones amorosas! Eso me da que pensar... en próximas entradas del Blog, con la "magnífica" continuidad que le estoy dando a mi espacio, narraré más psicopáticos hechos porque... y si tenía razón?